jueves, 25 de noviembre de 2010

Te echo de menos

Te echo de menos. Llevo una semana soñando contigo y no me atrevo a llamarte. Sé que no tengo que hacerlo.
Pero te echo tanto de menos. Me pregunto si tú también a mí...
No puedo sacarte de mi cabeza.
A pesar de que he barrido, fregado con lejía, quemado tus recuerdos, apareces en mis sueños, cuando estoy en guardia baja.
Te acercas cargando con tus caricias, con tu mirada tierna, con tu media sonrisa, mordiéndote el labio.
Me coges las manos, pero no me hablas, solo me miras fijamente a los ojos y entonces me despierto.
Me despierto y tengo frío, porque tú no estás y te echo tanto de menos...

domingo, 8 de agosto de 2010

Olvidar y recordar

Y ya empiezo a olvidar si la última vez fue a oscuras o si entraba la luz de la luna en tu cuarto. Y olvidando el recuerdo, no se me olvida tu cara, tu cuerpo, tus manos masajeando cada milímetro de mi piel.
Quiero volver a pegarme a ti con sudor, a hacer ventosa con tu estómago cuando estés entre mis piernas.
Pero lo que más quiero es olvidarte, para poder follar contigo otra vez como si no te conociera.

lunes, 12 de julio de 2010

Tentación

Estoy en casa, sana y salva. Lejos de la tentación.
Huyendo de esa tentación que para mí tiene un nombre y un cuerpo y una sonrisa y unos ojos color miel.
Pero que puede llegar a abrasarme, que lleva abrasándome mucho tiempo, pero qué calorcito me ha dado...
Tentación que quema, que me hace sudar, soñar, volar, perder la razón.
Dulce y amarga tentación que me desvela y me sumerge en el más largo de los sueños, despierta. Para hacerme chocar de bruces con la realidad.
Tentación que me ha cerrado los ojos durante tanto tiempo...
Tentación que me ha hecho vivir entre nubes...
Tentación que me ha hecho volver a sentir que estoy viva...
Tentación que me ha enamorado...
Tentación que me ha hecho no pensar con la cabeza...
Tentación que no tiene nada y lo tiene todo...
Esta vez, te evitaré para siempre.
Me comeré mis ganas y las tuyas también si hace falta.

martes, 29 de junio de 2010

INVADE MI ESPACIO VITAL

Y así, despacito se fue acercando a ella, con media sonrisa dibujada en la cara. Con la mirada fija en sus ojos, sin retirarla. Ella, como siempre, reacia pero deshaciéndose por dentro.
Él invadiendo su espacio vital, como siempre hace.
Devorando la distancia que les separa.
Y de repente todo se para alrededor, la gente desaparece, los amigos se marchan, la música deja de sonar, pero solo fuera.
Porque ellos están tocando su propia música, cantando su canción.
Y sí: un milímetro menos, un milímetro más cerca de un beso.
Y a miles de años de luz de la tierra, volando entre nubes.

martes, 22 de junio de 2010

He tomado una decisión


Llevo unos días dándole vueltas a una idea: SHOULD I STAY OR SHOULD I GO?
Irme a Nueva York, de becaria a una empresa de traducción como gestora de proyectos. Tengo la entrevista el jueves.
Llevo ya casi una semana apuntando pros y contras en una hoja de papel. Recuerdo que cuando visité Nueva York hace dos años pensé "esta ciudad es increíble, pero no está hecha para vivir en ella".
Ahora se me presenta la oportunidad de volver a irme, mientras estoy forjando mi vida aquí.
Llevo ya 5 meses luchando por lo que quiero: ser traductora y localizadora. Y he de decir, llegados a este punto, que no me va tan mal. Que estos meses de verano me han contratado en EA Games como "Linguistic Tester", un trabajo muy relacionado con la localización y que traduzco (a veces más, a veces menos) que es lo que me gusta y que todavía no he cumplido los 23.
Ahora me contestan de una oferta a la que me apunté a finales del año pasado, para un puesto de gestora de proyectos en una agencia de traducción de Nueva York. Dios, me siento alagada solo por el hecho de que me hayan seleccionado como candidato final. Pero llevo ya casi un año en esto y volver a ser becaria precaria...Me pagan sí, pero no me da ni para la habitación que tengo que alquilar para vivir allí (NUEVA YORK, Dios, NUEVA YORK) y encima tengo que desembolsar a una empresa intermediaria mucho dinero antes de irme (pero es NUEVA YORK, Dios NUEVA YORK). Me vendría bien para mi negocio aquí, sí, quizá podría conocer posibles clientes (en este poco tiempo he aprendido que si yo no miro por mí y por mi negocio nadie lo hará).
Cuando el jueves el señor que me haga la entrevista me pregunte: "¿Qué piensas hacer cuando vuelvas de tus prácticas?" Le diré "Seguir con mi vida, seguir con mi negocio, aprovechar lo que he aprendido para ser traductora y localizadora, que es lo que yo quiero ser". No le mentiré diciendo que buscaré trabajo de gestora de proyectos...
Si consiguiera que me subieran un poco el sueldo, que me diera para vivir y no para malvivir, entonces no me lo pensaría. Hay gente que me dice "si solo es un problema de dinero, pide un préstamo a un banco o a tus padres". Están los bancos como para dar dinero. No, no le tengo que pedir nada a nadie, soy yo sola con mi decisión de irme o quedarme y yo tengo que valorar si puedo irme o no.
Si me dieran un poquito más de dinero yo me pondría una venda en los ojos, cogería un cuaderno de bitácora, mi sonrisa, mis ganas y mi fuerza y a vivir, a aprender, a disfrutar. A construir una nueva vida y esta vez sí, sin descuidar ni un ápice a los que dejo aquí, sin e-mails cadena ni nada eso. Los amigos son como plantas que hay que cuidar para que no se mueran.

Lo que QUIERO ser se impone ante LO QUE ME GUSTARÍA HACER ahora, quizá buscando olvidar y huir. Alguien, hace muy poco, me dijo una gran frase: "A veces, tenemos que renunciar a lo que nos apetece hacer en pro de un bien mayor". Y eso es lo que voy a hacer yo el jueves, de no ser que Don New Yorker esté por la labor de darme unos 500 dólares más al mes ;)

jueves, 3 de junio de 2010

Buenos días

Salió el Sol y llamó a mi puerta. Me preguntó qué coño hacía tirada en el sofá. Me ordenó la casa y la vida. Me abrazó fuerte, muy fuerte y me hizo prometer que no dejaría que mi corazón se congelase nunca.
Me regaló unas alas de mariquita, con las que poder volver a subir a las nubes y, aunque me costó aprender a usarlas y aunque pensé que unas alas de mariquita nunca iban a poder llevarme hasta las nubes, lo logré.
Y ahora, que vuelvo a ver lejos el suelo, veo todo con otra perspectiva.
He perdido y, a la vez, he ganado porque todo ocurre por alguna razón, porque no podemos dejar de aprender y de comprender. Y yo he comprendido que no puedo dejar de sentir lo que siento, ni quiero. Que no voy a volver a construirme una coraza, aunque sí un pequeño refugio por encima de las nubes, porque por aquí corre una brisilla que me encanta.


Estoy de vuelta.

lunes, 10 de mayo de 2010

Lo siento

Porque últimamente estoy tomando decisiones difíciles.
Porque necesito despertar y esto solo me ayuda a soñar.
Porque estoy pasando por un mal momento por un cúmulo de circunstancias y tengo que reconstruirme, borrar y hacer cuenta nueva.
Y empezar otra página en blanco de mi vida.
Pero con alegría y felicidad y con una gran sonrisa y con fuerza.
No llorando como ahora.

Me voy un tiempo, prometo que volveré. Quizá antes de lo que ahora estoy pensando. Quizá mañana, quizá dentro de un mes. Cuando vuelva a encontrarme.

martes, 27 de abril de 2010

La vida se le escapa

La vida se le escapa de las manos. Casi con cada respiración, como si estuviera consumiendo la pequeña porción de oxígeno que le corresponde de forma apresurada.
Cada día un poco más.
Todas sus vivencias, todos sus recuerdos, todas sus fuerzas.
Todo lo que ha sido, todo lo que es y lo que ya no volverá a ser nunca.
Y sus familiares se congregan alrededor de una cama en la que hay alguien que casi es nada ya.
Porque la vida, poco a poco y aunque joven, deja de ser suya.
Y se preguntan si hay un dios misericordioso que pueda curar la espera, ya que no cura la enfermedad.
Pero no hay respuesta.
Ni dioses, ni amos.
Ni plegarias.
Ni esperanza.
Solo la nada y la vida que, poco a poco, va abandonándole.

(Vivir esperando malas noticias es la peor sensación del mundo, porque vives con las lágrimas siempre al pie del cañón)

domingo, 18 de abril de 2010

Si se rompiera el silencio

Mi cama todavía huele a ti. Mi almohada te echa de menos.

Mi habitación está vacía. Tan vacía como había estado mi corazón durante mucho tiempo hasta que se te ocurrió la maravillosa idea de llamar a su puerta.

Y me fui agrietando y fui quitándomelo todo. Hasta que estuve totalmente desnuda frente a ti. Como ahora.

Me buscaste y me encontraste, casi sin querer. Casi sin verme.

En la oscuridad de los portales fríos donde nos dimos calor.

Y así, poco a poco, se me fueron escapando de las manos los sentimientos y las caricias y los besos y los abrazos; todos esos que ahora reprimo.

Volaron libres, no pude sujetarlos durante más tiempo.

Últimamente cuando me acaricias se me eriza la piel y me da un vuelco el corazón y se me vacia el estómago y me haces temblar.

Pero guardo silencio. Incapaz de gritártelo a la cara. Incapaz de susurrártelo al oído. Incapaz de abrir la boca. Porque me faltan las palabras, todas las que me sobran aquí. Porque le tengo miedo al miedo. Porque prefiero refugiarme en el silencio, hasta que algo o alguien rompa su sutil fragilidad y entren todas las miradas y me obligue a dejar de luchar contra lo que siento.

Milésimas de segundo de felicidad

Me gusta mirarme en la inmensidad de tus ojos porque me siento segura.
En esos ojos tristes de los que solo a veces logro arrancar una sonrisa.
En esos ojos que, poco a poco, van dejando su huella en mi corazón.

Hoy tú has hecho que brille mi mirada y mis ojos han sonreído por ti.
Porque hoy me has regalado una milésima de segundo de felicidad, de esas que yo me guardo en el bolsillo, para sonreír cuando ando sola por las calles de Madrid.

jueves, 18 de marzo de 2010

Ella le quería porque trajo música a su vida. Porque convirtió los días grises en arcoiris de colores. Porque pintó su horizonte de un azul intenso y permitió que su Sol brillara de nuevo.
Porque le hizo magia y se enamoró.
Pero la magia es efímera y se le acabó el efecto.

jueves, 18 de febrero de 2010

¿Por qué no dejas que me beba tus lágrimas?

¿Por qué no dejas que me beba tus lágrimas?
Todas, hasta que ya no te queden.
Poco a poco, puedo besarte el corazón hasta que se te cure.
Puedo hacerlo, no creas que estoy loca. Existe la magia aunque quizá a ti ya se te haya olvidado.
Como eres tan mayor y tan maduro y vives en ese mundo de hombres mayores y maduros encorbatados al que yo no pertenezco ni perteneceré nunca...
Pero, cuando llegas a casa ¿a que a veces lloras como un niño? Claro, si te conoceré yo...
Podemos empezar la terapia el sábado. No se hable más. Me traigo mi saco de las caricias y mi mochila de los besos, lo mezclamos todo y después extendemos la mezcla por tu cuerpo, para que te tape todas las heridas.
Y ya verás lo bien que te sientes después. Te lo digo yo que soy licenciada en cariño.

jueves, 11 de febrero de 2010

Hace un año


A veces uno se mira al espejo y no se reconoce. Nos encontramos con la imagen de alguien que no recordábamos así, como cuando nos cuesta reconocernos en las fotos que guardamos en esa vieja caja de zapatos.
Mi espejo me devuelve la imagen de alguien que está tumbado al borde de un abismo contemplando el paisaje, avanzando poco a poco hacia el precipicio sin saber si debe tirarse con un paracaídas o debe parar su avance y tumbarse un poco más a seguir contemplando el paisaje.
Algunos piensan que, cuando al fin salte, el paracaídas se abrirá y el reflejo de mi espejo aterrizará con los dos pies firmemente sobre la tierra, y crecerá y abrazará la tierra y le saldrán raíces, esas que con tanto esmero ha ido cortando...
El reflejo de mi espejo, que tiene la cabeza un poco más arriba de la tierra, no sabe si quiere saltar o si quiere seguir disfrutando de las vistas. Entretanto, a mí me gustaría que ese espejo me diera las respuestas que tal vez no quiero ver: «Nos hacemos mayores».
Quizá solo a medias, quizá solo en el espejo, quizá todavía exista un camino intermedio entre saltar y contemplar el paisaje. El reflejo de mi espejo no quiere abrazar la tierra, no quiere que le salgan raíces a las que tenga que regar todos los días, quiere volar, pensar, crear.
Quiere saltar otros abismos más pequeños, quiere soñar y, sí, quiere disfrutar del paisaje porque la vida es corta pero ancha y ya habrá tiempo para echar raíces. Y quizá eso no sea hacerse mayor, pero sí es enriquecerse. Y quizá eso no sea lo responsable ni lo correcto «ya es hora de trabajar». Sí, pero el reflejo de mi espejo no tiene raíces solo un paracaídas. Y al reflejo de mi espejo le apetece crecer en todos los sentidos de esa palabra menos en los que implica «hacerse mayor».


Escribía esto hace un año y hace muy poco tiempo que salté al abismo y ¿sabéis qué? El paracaídas se ha abierto y estoy aprendiendo a volar con él.

lunes, 25 de enero de 2010

Querer es bonito, pero querer a quien no te quiere...

Hacía mucho tiempo que Helena no se dormía con ese dolor de cabeza que te entra cuando te has pasado horas llorando.

Llegó a casa y hacía frío, después del fin de semana con la calefacción apagada y en pleno enero es normal que haga frío en casa. Pero era un frío diferente, un frío de soledad y no lo sentía fuera sino dentro de ella.

Intentó pensar en él para encontrar un poquito de calor y entonces fue cuando empezó a llorar. Y fue una noche de convencimientos y de dudas. Sintió que volvía a la adolescencia y se veía a sí misma con 7 años menos, llorando por otro corazón, pero por las mismas razones y sentía ese mismo vacío en el pecho mezclado con dolor.

Tiene que decirle que le quiere de verdad aunque sabe que él a ella no la quiere, que su corazón de alguna manera está ocupado, o protegido. Y ella nunca tendrá un sitio en él, por mucho que luche.

Pobre Helena que para reconocer que está enamorada ha tenido que probar otra boca y sentirse desgraciada y sucia y odiarse un poco por engañarse a sí misma y por ser incapaz de decir lo que siente.

Pobre Helena que tardará poco en dejarle de querer, o mucho, pero él nunca lo sabrá.

martes, 12 de enero de 2010


Tienes un corazón helado,

congelado, de esos que temen sentir.

De esos que son tan duros que no

se pueden derretir.

De esos que alguien rompió

y que se han propuesto que nunca más

volverán a sentir por miedo a sufrir.

Y yo ya no tengo más calor.

Es una pena.


jueves, 7 de enero de 2010

Lloro,
hasta que se me moja el alma
y se me arruga la piel.

Lloro,
hasta que ya no tengo lágrimas
y cuando acabo solo me queda tristeza.
Y un dolor punzante en el lado izquierdo del pecho, cerquita del corazón.

Lloro y me agoto,
por lo tonta que fui,
porque cuando tuve oportunidad de salvarlo,
ya me había cansado de luchar.