martes, 29 de junio de 2010

INVADE MI ESPACIO VITAL

Y así, despacito se fue acercando a ella, con media sonrisa dibujada en la cara. Con la mirada fija en sus ojos, sin retirarla. Ella, como siempre, reacia pero deshaciéndose por dentro.
Él invadiendo su espacio vital, como siempre hace.
Devorando la distancia que les separa.
Y de repente todo se para alrededor, la gente desaparece, los amigos se marchan, la música deja de sonar, pero solo fuera.
Porque ellos están tocando su propia música, cantando su canción.
Y sí: un milímetro menos, un milímetro más cerca de un beso.
Y a miles de años de luz de la tierra, volando entre nubes.

martes, 22 de junio de 2010

He tomado una decisión


Llevo unos días dándole vueltas a una idea: SHOULD I STAY OR SHOULD I GO?
Irme a Nueva York, de becaria a una empresa de traducción como gestora de proyectos. Tengo la entrevista el jueves.
Llevo ya casi una semana apuntando pros y contras en una hoja de papel. Recuerdo que cuando visité Nueva York hace dos años pensé "esta ciudad es increíble, pero no está hecha para vivir en ella".
Ahora se me presenta la oportunidad de volver a irme, mientras estoy forjando mi vida aquí.
Llevo ya 5 meses luchando por lo que quiero: ser traductora y localizadora. Y he de decir, llegados a este punto, que no me va tan mal. Que estos meses de verano me han contratado en EA Games como "Linguistic Tester", un trabajo muy relacionado con la localización y que traduzco (a veces más, a veces menos) que es lo que me gusta y que todavía no he cumplido los 23.
Ahora me contestan de una oferta a la que me apunté a finales del año pasado, para un puesto de gestora de proyectos en una agencia de traducción de Nueva York. Dios, me siento alagada solo por el hecho de que me hayan seleccionado como candidato final. Pero llevo ya casi un año en esto y volver a ser becaria precaria...Me pagan sí, pero no me da ni para la habitación que tengo que alquilar para vivir allí (NUEVA YORK, Dios, NUEVA YORK) y encima tengo que desembolsar a una empresa intermediaria mucho dinero antes de irme (pero es NUEVA YORK, Dios NUEVA YORK). Me vendría bien para mi negocio aquí, sí, quizá podría conocer posibles clientes (en este poco tiempo he aprendido que si yo no miro por mí y por mi negocio nadie lo hará).
Cuando el jueves el señor que me haga la entrevista me pregunte: "¿Qué piensas hacer cuando vuelvas de tus prácticas?" Le diré "Seguir con mi vida, seguir con mi negocio, aprovechar lo que he aprendido para ser traductora y localizadora, que es lo que yo quiero ser". No le mentiré diciendo que buscaré trabajo de gestora de proyectos...
Si consiguiera que me subieran un poco el sueldo, que me diera para vivir y no para malvivir, entonces no me lo pensaría. Hay gente que me dice "si solo es un problema de dinero, pide un préstamo a un banco o a tus padres". Están los bancos como para dar dinero. No, no le tengo que pedir nada a nadie, soy yo sola con mi decisión de irme o quedarme y yo tengo que valorar si puedo irme o no.
Si me dieran un poquito más de dinero yo me pondría una venda en los ojos, cogería un cuaderno de bitácora, mi sonrisa, mis ganas y mi fuerza y a vivir, a aprender, a disfrutar. A construir una nueva vida y esta vez sí, sin descuidar ni un ápice a los que dejo aquí, sin e-mails cadena ni nada eso. Los amigos son como plantas que hay que cuidar para que no se mueran.

Lo que QUIERO ser se impone ante LO QUE ME GUSTARÍA HACER ahora, quizá buscando olvidar y huir. Alguien, hace muy poco, me dijo una gran frase: "A veces, tenemos que renunciar a lo que nos apetece hacer en pro de un bien mayor". Y eso es lo que voy a hacer yo el jueves, de no ser que Don New Yorker esté por la labor de darme unos 500 dólares más al mes ;)

jueves, 3 de junio de 2010

Buenos días

Salió el Sol y llamó a mi puerta. Me preguntó qué coño hacía tirada en el sofá. Me ordenó la casa y la vida. Me abrazó fuerte, muy fuerte y me hizo prometer que no dejaría que mi corazón se congelase nunca.
Me regaló unas alas de mariquita, con las que poder volver a subir a las nubes y, aunque me costó aprender a usarlas y aunque pensé que unas alas de mariquita nunca iban a poder llevarme hasta las nubes, lo logré.
Y ahora, que vuelvo a ver lejos el suelo, veo todo con otra perspectiva.
He perdido y, a la vez, he ganado porque todo ocurre por alguna razón, porque no podemos dejar de aprender y de comprender. Y yo he comprendido que no puedo dejar de sentir lo que siento, ni quiero. Que no voy a volver a construirme una coraza, aunque sí un pequeño refugio por encima de las nubes, porque por aquí corre una brisilla que me encanta.


Estoy de vuelta.