jueves, 18 de agosto de 2011

Dejarse llevar

Me gusta ver la forma en que pierdes el norte y ya no sabes siquiera dónde estás, y pierdes la línea que marca los límites, y te olvidas, y te dejas arrastar.
Rendido a tus deseos y a los míos. A tus fantasías y a las mías.
Con este calor que solo nos permite caricias suaves que no suban en exceso la temperatura ya de por sí demasiado alta. Caricias que formarán parte de sueños posteriores, que me darán compañía y calor en las noches en las que corra una pequeña brisa de aire fresco, como esta.
Noches de verano, de luna llena, de estrellas fugaces a las que ya no pido deseos.
Contigo. Quitándonos la ropa porque molesta, estorba, porque sobra. Nos sobra.
Aunque solo sea una historia de hoy y quizá de mañana.



No sabemos lo que es siempre, ni jamás, y por eso nos quedamos en ese limbo en el que solo importamos tú y yo.

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