Hoy me he vuelto a dar de cabezazos contra la pared. Por callar. Por no llorar.
Hoy me han ganado la partida porque ya me da igual. Porque no vale la pena perseguir un imposible. Porque estoy cansada. Porque no se puede comprender lo incomprensible. Porque jugué a controlar lo incontrolable y acabé controlada. Porque los sentimientos no se pueden bloquear por siempre porque son lo que nos hace humanos. Porque se me rompió el escudo y se me doblaron las flechas.
Pero hoy el dolor rompió el encantamiento y he vuelto a sentir y ahora sé que estoy viva. Y ahora sé que vuelvo a ser yo.
El dolor es lo que tiene: duele, pero agita, despierta y te da la segunda oportunidad, porque ya lo conoces cuando vuelva. Atenta por si pretende volver, y procura ser más hábil, más rápida, más viva, que el dolor no es imprescindible.
ResponderEliminarSé que el dolor no es imprescindible, de hecho, es muy prescindible y es mucho mejor evitarlo. Sin embargo, a veces, es inevitable.
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