viernes, 28 de junio de 2013

Subirse al tren

Ella bajó corriendo las escaleras mecánicas. El tren que quería coger estaba en la vía. Tenía que cogerlo o no se decidiría nunca a hacerlo. Dudó unos segundos y, al final, dejó la maleta en el andén. Una maleta llena de vida, de recuerdos, de sentimientos. Miró fijamente al tren que la conduciría hacia su nueva vida y subió.

Él llegó jadeante. Esperando que no fuera demasiado tarde para liberar su corazón y su carga. Encontró su maleta. La abrió y le invadió la fuerza de los recuerdos y de los sentimientos. El tren todavía estaba en el andén y, de soslayo, acertó a vislumbrar la silueta de ella, como una imagen incorpórea en una de las ventanas. Quiso dar un paso al frente, pero sus pies se lo impidieron. Se recompuso, recogió aquellos recuerdos regalados y eligió coger otro tren.

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